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Euskadi en Europa y en el mundo

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1. Europa, ¿para qué?.
2. La proyección exterior de Euskadi.
3. La cooperación internacional al desarrollo.

 


I. EUROPA, ¿PARA QUÉ?.-

Europa representa libertad, democracia, progreso económico y social, y paz. Sin embargo, 60 años después de su fundación, la Unión Europea está al borde del retroceso, si no del colapso. La situación requiere una reacción política audaz y ambiciosa, que l@s socialistas estamos dispuestos a encabezar.

La socialdemocracia europea, el socialismo, creamos Europa y, en las décadas de los 80 y los 90, fuimos partícipes de sus mayores logros. Pero, probablemente, la rápida ampliación del proyecto europeo, tras el hundimiento del bloque del Este, ha estado guiada más por patrones comerciales que por los principios y valores que impulsaron el proyecto europeo inicial.

En Euskadi somos más conscientes que nunca de que nuestro papel en la Unión Europea es de actores principales, de socios activos, y tenemos la impresión de que algunos países del sur, entre ellos, muy destacadamente, España, llevan años como meros espectadores. Es como si, al haber dejado de ser receptores netos de fondos europeos, Europa ya no fuera con nosotros. Y esta sensación se extiende también al repasar el insignificante papel que el País Vasco ha jugado en la Unión Europea durante los pasados cuatro años.

El País Vasco ha perdido relevancia en Europa; el lehendakari no se ha hecho cargo de ningún dictamen en el Comité de las Regiones y la presencia de su Gobierno en este órgano ha quedado totalmente diluida.

Nos proponemos revertir la situación y recuperar para Euskadi un papel protagonista en el concierto europeo. Entendemos, por supuesto, que ha de reactivarse y mejorarse la participación en las formaciones (áreas) del Consejo de Ministros que cuentan con representantes de las comunidades autónomas y en la Conferencia de Asuntos Relacionados con la Unión Europea, pero nos proponemos dar un paso más.

El nuevo Gobierno vasco que salga de las urnas debe decir un sí claro a Europa, pero no a esta Europa; un sí a una Europa del futuro, basada en sus mejores tradiciones políticas, democráticas y de solidaridad.

Y, en esa Europa del futuro, Euskadi debe asumir la responsabilidad que le corresponde por ser el territorio subestatal europeo con mayor poder de autogobierno y con un Concierto Económico que le otorga una singularidad especial.

Nos proponemos convocar una Conferencia de las Comunidades Autónomas, Regiones y Estados Federados europeos que entiendan que, ante los retos no resueltos y el desencanto en muchos ámbitos europeos, vale la pena trabajar en torno a cinco aspectos cruciales: una nueva arquitectura institucional europea, otra gobernanza del euro, una política de migraciones digna, una política energética, exterior y de defensa común, y un modelo democrático de funcionamiento diferente.

Se trata de impulsar desde los ámbitos subestatales con mayor personalidad, competencias y vocación una nueva política que puedan hacer suya los Estados, que a día de hoy aparecen inmóviles, viendo cómo el proyecto europeo, imprescindible para nuestro futuro y ejemplo para toda la humanidad, hace aguas sin poner remedio a ello.

Nunca ha habido más motivos y razones para hacer más Europa, a nivel político, económico y social. La nueva Europa debe ilusionar y solucionar problemas, y ubicarse claramente en un espacio situado frente a la ultraderecha y a los nacionalismos de corto alcance.

En ese sentido, vamos a reforzar el papel institucional y los medios para dar un gran impulso a la Delegación de Euskadi en Bruselas, además de convertirla en sede europea del movimiento de las regiones que vemos imprescindible esa “otra Europa” para enfocar los graves problemas y la insolidaridad que están marcando los últimos años. Es más, creemos que es el momento de crear una Viceconsejería para la Unión Europea, que es un ámbito propio, interno y diferente a la Acción Exterior del Gobierno.

En un plano más cercano y concreto, también existen problemas de política regional en la correcta ubicación de Euskadi en el espacio europeo.

Por un lado, las sucesivas ampliaciones de la Unión Europea, ha desplazado el equilibrio territorial, político y económico desde el Atlántico hacia el Este y desde el Centro de Europa, hacia el Norte. En su momento, el Gobierno presidido por el Lehendakari Patxi López impulsó la elaboración de una Estrategia Atlántica Europea, que devolviera protagonismo a la fachada atlántica. Así, en 2011, como primer paso, las instituciones europeas acogieron la propuesta y elaboraron una Estrategia Marítima que debería haber sido el punto de partida para impulsar una Estrategia Atlántica Integral.

Se han perdido cuatro años, pero l@s socialistas nos proponemos recuperarlos e impulsar un gran acuerdo de las regiones atlánticas que dé fuerza a los gobiernos de Irlanda, Francia, España y Portugal para plantear en la Unión Europea la necesidad de la Estrategia Atlántica Integral.

En segundo lugar, en el ámbito más próximo, se han producido importantes novedades en la Eurorregión Aquitania-Euskadi, creada en 2011. Pero ni la incorporación de Navarra, ni la fusión de Aquitania con otras dos regiones francesas han supuesto un impulso presupuestario y de actividades de este espacio europeo de más de 100.000 km2, habitados por 10 millones de ciudadanos. L@s socialistas vamos a dar un nuevo impulso a la Eurorregión, porque es de donde ha de surgir la fuerza y potencia necesarias para abordar los grandes proyectos, entre los que uno no menor es convertirnos en el punto central de fachada atlántica europea. Para ello, nos proponemos dotarla de más medios humanos y económicos con el fin de convertirla en el eje central de la política transfronteriza de Euskadi.

 


II. LA PROYECCION EXTERIOR DE EUSKADI.-

Pero la dimensión exterior de Euskadi no alcanza solo al espacio europeo, que en realidad es ya un espacio propio, sino que el País Vasco tiene una proyección mundial, a través de los ciudadanos vascos en el exterior, de nuestras empresas, de nuestras manifestaciones culturales y del esfuerzo de cooperación que realizan las instituciones y organizaciones no gubernamentales.

Entre quienes defienden que la acción exterior es un área de exclusividad del Estado y aquellos que buscan el conflicto permanente en los ámbitos internacionales, l@s socialistas defendemos una acción exterior basada en los principios de lealtad respecto a los ámbitos a los que el País Vasco pertenece, de complementariedad en relación con la actividad del Estado, y de no contradicción.

Dirigiremos la intensidad y la focalización de los medios hacia las prioridades del Gobierno vasco, con el fin de desarrollar una política de suma, ya que Euskadi es portadora de unos intereses que, debidamente coordinados e integrados con el interés general, representan a los del propio Estado y a los de la Unión Europea.

A este respecto, el Estatuto de Autonomía de Gernika y el Concierto Económico, firmemente asentados en la propia Constitución, añaden elementos diferentes que, sin duda, tienen una vertiente exterior que bien puede contribuir a reforzar el interés general.

Nuestra pretensión es que la acción exterior del Gobierno vasco constituya parte la vida normal del Estado, ya sea éste de corte autonómico, como el actual, o federal. En esta política de lealtad institucional, complementariedad y no contradicción, entendemos que es el momento de reflexionar sobre la posibilidad de que un agregado con estatuto diplomático, nombrado por el Gobierno vasco con el plácet del Estado, se sume a representaciones diplomáticas españolas en países en los que exista una especial presencia de empresas vascas, así como descendientes de las grandes migraciones del siglo pasado, que ven en lo vasco la forma de participar en la vida colectiva de sus respectivos países.

En este sentido, los ciudadanos de origen vasco en el exterior, individualmente o agrupados en los centros vascos o euskaletxeak, a las que en los últimos años se han unido muchos jóvenes emigrantes con elevada preparación, constituyen una malla de incalculable valor para los intereses de Euskadi, por lo que es nuestro propósito activar un sistema de contacto personal con todos y cada uno de ellos, elaborar el estatuto del ciudadano vasco en el exterior y dar apoyo al retorno a aquellos que así lo deseen.

En definitiva, l@s socialistas entendemos que las competencias de Euskadi tienen una dimensión exterior y que el Gobierno vasco debe aprovechar todos y cada uno de sus resortes para dar un nuevo impulso a la internacionalización de nuestras empresas y la difusión de las manifestaciones culturales de Euskadi, complementando la actuación del Estado y coordinando todos los esfuerzos.


III. LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL AL DESARROLLO.-

Para l@s socialistas, el valor de la solidaridad no tiene restricciones territoriales: se aplica hacia dentro de nuestra comunidad, pero también hacia afuera. Las dificultades acuciantes a los que nos enfrentamos, derivadas de la crisis económica y los retos de la globalización, no pueden llevar a olvidarnos de los problemas de pobreza, vulneración de derechos humanos y desigualdad extrema que afectan a otras zonas del mundo. Unos problemas que apelan a nuestra conciencia y que no podemos sacudirnos; entre otras razones, porque llaman también a nuestra puerta en forma de migraciones forzosas y el drama de los refugiados que quieren acceder a Europa.

Por eso, las dificultades domésticas no pueden ser invocadas, como hacen otras fuerzas políticas, para limitar o anular la cooperación para el desarrollo. Por el contrario, hay más motivos para reforzarla. No solo por una convicción ética y política, sino también por un sentido práctico. Porque, en un mundo cada vez más conectado, nuestro bienestar y seguridad están relacionados de forma real y directa con el progreso del resto de países.

Si queremos avanzar a nivel mundial hacia un futuro de paz, de progreso sostenible y justicia social, resulta imprescindible que las sociedades desarrolladas del Norte
colaboren activamente para que los niveles de bienestar que disfrutan puedan alcanzar también a las sociedades del Sur. Así lo reclaman los tratados y declaraciones de derechos humanos, como la revisión de los Objetivos de Desarrollo para el Milenio realizada por la ONU, que consideramos plenamente vigentes.

L@s socialistas ponemos en valor la política pública vasca de cooperación al desarrollo realizada en las tres últimas décadas con amplio consenso social y político. Hemos sido copartícipes e impulsores de esta solidaridad internacional para mejorar la atención sanitaria, la educación y las necesidades básicas de las personas más desfavorecidas. Pero el protagonismo hay que atribuírselo muy especialmente a la profesionalidad y compromiso de todos los agentes de cooperación (ONGDs) que actúan en Euskadi.

Este compromiso se puso de manifiesto durante el mandato del Gobierno socialista de Patxi López, que mantuvo los recursos destinados a la solidaridad internacional pese a la caída de ingresos públicos durante la gran recesión y puso en marcha la Agencia Vasca de Cooperación para el Desarrollo, dependiente de la Lehendakaritza, con el fin de mejorar y agilizar las políticas públicas en esta materia.

Lamentablemente, esta trayectoria ha sufrido un retroceso en la última legislatura con el Gobierno del PNV. Por un lado, ha extendido sus recortes presupuestarios al ámbito de la cooperación, y por otro no ha dinamizado la participación y la rapidez de respuesta a las crisis, sino que ha incrementado la burocracia.

Nuestros compromisos

En este contexto, l@s Socialistas Vasc@os nos comprometemos a mantener y consolidar la política pública vasca de cooperación para el desarrollo de acuerdo a los
siguientes criterios:

  • Considerar la cooperación internacional como una política social más, que expresa el compromiso de la sociedad vasca con el conjunto de personas que sufren la pobreza y la falta de oportunidades en el mundo.
  • Continuar e intensificar la política de colaboración y participación con los agentes sociales (ONGDs) que ha caracterizado hasta ahora a la cooperación en Euskadi.
  • Mantener recursos estables y previsibles de financiación para el desarrollo. Sin renunciar a alcanzar en un futuro próximo el 0,7% del Presupuesto, consideramos que como mínimo estos recursos deben situarse en el 0,53% o en la cifra de 55 millones de euros.
  • Impulsar el papel del Consejo Vasco de Cooperación como órgano de coordinación y consenso entre la Administración y los agentes sociales, y activar la Comisión de Coordinación Interinstitucional para dar coherencia a las actuaciones desarrolladas por las demás instituciones vascas, mejorar su eficacia y evitar disfunciones.
  • Incorporar en las diversas líneas de la cooperación sistemas de evaluación de resultados y rendición de cuentas que permitan identificar las buenas prácticas y los errores, sin que ello suponga incrementar la carga burocrática o penalizar el funcionamiento del sistema.
  • Evitar que las políticas públicas de imagen de país o de impulso a la internacionalización de las empresas vascas contaminen el altruismo que debe impregnar la cooperación al desarrollo. En este aspecto, la Agencia Vasca será garante de la coherencia de políticas del conjunto de la Administración autonómica para el desarrollo de los países empobrecidos en los que, de una u otra forma, estamos presentes.
  • Tener en cuenta los Objetivos del Milenio definidos por la ONU para 2030 a la hora de actualizar las directrices de actuación del Plan Director de Cooperación.
  • Revisar los países prioritarios de la cooperación, prestando una mayor atención a los proyectos en las áreas más desatendidas del continente africano.