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Autogobierno, ¿Para qué?

Por especial interés del PNV y su Gobierno, se ha puesto ya en marcha el debate sobre el  futuro del autogobierno, aunque de momento, con más ruido que nueces, porque seguramente nunca hemos hablado tanto en la política vasca sobre una cuestión tan vacía de contenido. Ni el Lehendakari Urkullu ni los dirigentes de su partido han aclarado nada sobre ese “nuevo estatus de Euskadi” que llevaban en su programa electoral. Ni han explicado para qué lo quieren ni qué problemas del país y de los ciudadanos de Euskadi tratan de solucionar con su propuesta.

Todo lo que nos ofrecen es un folio en blanco que otros tenemos que llenar en tiempo récord, para que el año que viene los vascos lo ratifiquemos en las urnas, siguiendo el guión marcado por el partido del Gobierno. Se comprenderá, por eso mismo, que lo que nos proponen no suscite particular entusiasmo en las filas socialistas; pero no vamos a rehuir este desafío, aunque sólo sea para introducir claridad donde, hasta la fecha, sólo impera la confusión. Para aclarar qué es lo que se persigue: si avanzar en un marco de autogobierno que garantice mayores cotas de bienestar y de progreso a la sociedad vasca; o entretener al país en las controversias permanentes de quienes se disputan la hegemonía en el ámbito del nacionalismo.

También aprovecharemos el viaje para aclarar, igualmente, que, frente a un futurible vago como el que ahora se nos plantea, la realidad incontestable es que disfrutamos de un marco de autogobierno que sigue siendo útil para la sociedad vasca. No ha hecho falta que nos inventemos nuevos marcos para llegar a grandes acuerdos de país (económicos, sociales, políticos y fiscales), como los que los socialistas veníamos reclamando desde el Gobierno y, en plena coherencia, hemos hecho posibles estando en la oposición. Ha bastado simplemente con utilizar adecuadamente las enormes potencialidades del que ahora tenemos.

Queda ahora por ver si ese “nuevo estatus” que nos anuncian los nacionalistas está pensado para caminar en la misma dirección y va a seguir permitiendo acuerdos entre diferentes para dar respuesta a los problemas reales y prioritarios de la sociedad vasca. Y esto implica aclarar también hasta qué punto este debate que ahora se inicia engarzará o no con las prioridades políticas del presente.

¿Nos servirá para poner en marcha un plan de lucha contra el fraude fiscal? ¿O para incentivar la economía y el empleo? ¿O para seguir manteniendo una Sanidad y una Educación públicas de calidad? ¿O para sacar adelante una Ley Municipal que dote a los ayuntamientos de competencias y recursos para desarrollar las políticas de bienestar que exige la ciudadanía? ¿O para emprender una reforma de la LTH que evite duplicidades e ineficiencias, cada vez más costosas para el país? Éstos son  compromisos que el PNV ha acordado con el Partido Socialista de Euskadi y constituyen evidentes prioridades de la sociedad vasca en el momento presente. Y a estas y a otras prioridades (como la Ley de Vivienda, por ejemplo) debería atenerse un debate serio sobre nuestro modelo de país. 

Si lo que se propone, por el contrario, es impulsar frentes nacionales para adoctrinar a la ciudadanía sobre la maldad intrínseca de España, seguiremos empantanados en un debate falso y que nos conducirá de nuevo a la parálisis. Y, en cualquier caso, los socialistas estaremos allí para recordar que no es España la que lastra el desarrollo del País Vasco, sino las políticas de la derecha neoliberal; incluyendo en ellas las del nacionalismo gobernante, que se entiende muy bien con la derecha española. Tan bien, que trató de aprobar unos primeros Presupuestos plagados de recortes sociales, siguiendo los criterios del presidente Rajoy. Unos Presupuestos que, al final, tuvo que retirar, porque los números no le daban al Gobierno de Urkullu para sacarlos adelante en compañía del PP.

No vamos a aceptar que un debate que debiera ser de país termine siendo utilizado para montar otro foro soberanista que nos distraiga de afrontar nuestros problemas reales; y que, al mismo tiempo, lave la mala conciencia del PNV por la sumisión constante que mantiene hacia el Gobierno de la derecha española. No vamos a aceptar operaciones de camuflaje de quienes aquí nos hablan de la nación vasca en Europa, mientras en Madrid ofrecen sus votos al Gobierno de Rajoy, para legitimar leyes que, además de atentar contra nuestras competencias, cercenan derechos cívicos y sociales, como la de la Reforma de la Administración Local o la de Seguridad Privada. Ni aceptaremos que el Gobierno Vasco aproveche esta ocasión para incumplir los compromisos que ha contraído con los socialistas vascos y que debería ser su verdadera hoja de ruta para toda la legislatura.

No vamos a admitir, en definitiva, que el PNV y su Gobierno pongan este debate como parapeto para alterar las prioridades de nuestra agenda política, que siguen centradas en salir de la crisis creando empleo y salvaguardando los derechos sociales de los hombres y mujeres de Euskadi. Para eso, entre otras cosas, es para lo que queremos los socialistas el autogobierno.

 José Antonio Pastor Garrido

Portavoz del Grupo Socialista en el Parlamento Vasco

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